El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que reemplazó al TLCAN en 2020, regula más de 1.5 billones de dólares en comercio anual en América del Norte (cifras de 2022).
Para el sector de la construcción en México, el T-MEC es una herramienta esencial para mantener la estabilidad de costos, facilitar operaciones transfronterizas y asegurar el abasto de materiales clave.
Firmado para modernizar el comercio en la región, el acuerdo garantiza acceso libre de aranceles a materiales esenciales como acero, aluminio, cemento, vidrio y madera —siempre que cumplan con las reglas de origen (entre 60 y 75% de contenido regional, según el caso).
El T-MEC también permite la entrada fluida de equipamiento y tecnología de EE.UU., componentes clave en proyectos tanto públicos como privados.
En resumen, el acuerdo sigue impulsando la demanda de nuevas fábricas, centros logísticos e infraestructura en todo México.
La volatilidad arancelaria genera incertidumbre
En marzo de 2025, el expresidente Donald Trump revivió brevemente la amenaza de imponer aranceles a México, antes de enfocar su discurso comercial en China. Aunque fue un momento pasajero, dejó claro cuán rápidamente puede cambiar la política comercial, y cuán vulnerables son los proyectos de construcción ante este tipo de riesgos macroeconómicos.
El T-MEC ofrece tres protecciones clave:
• Certidumbre en costos: El acceso libre de aranceles a materiales regionales ayuda a evitar shocks impredecibles en los precios.
• Continuidad en la cadena de suministro: La integración logística entre México y EE.UU. mantiene tiempos de entrega cortos y sitios abastecidos.
• Confianza del inversionista: Desarrolladores y fondos de infraestructura dependen de la estabilidad regulatoria para proyectos de largo plazo.
Como lo destacó Construction Dive, los contratistas en EE.UU. ya están sintiendo presión por la volatilidad global del acero. En contraste, el T-MEC posiciona a México como una apuesta más segura para quienes compran materiales y ejecutan obras en un contexto incierto.
Cláusulas clave para constructores
• Comercio sin aranceles: En insumos como varilla, cemento y vidrio estructural, siempre que sean de origen regional.
• Acceso a maquinaria de EE.UU.: Desde excavadoras hasta tableros eléctricos, sin costos adicionales por cruce fronterizo.
• Normas laborales y ambientales: Si bien elevan los estándares de cumplimiento, también mejoran la seguridad y sostenibilidad en los sitios de obra.

Riesgos si se implementan aranceles generalizados
Si llegaran a aplicarse aranceles amplios, como el propuesto impuesto del 10% a todas las importaciones, el impacto sobre el sector construcción en México sería inmediato:
• El T-MEC podría verse debilitado, activando mecanismos formales de disputa comercial y represalias.
• Los costos de insumos aumentarían drásticamente, incluso para materiales regionales, por el ajuste en precios globales.
• La confianza de inversionistas y desarrolladores podría deteriorarse, especialmente en proyectos a largo plazo que dependen de estabilidad en precios y cadenas de suministro.
Aunque México puede impugnar estos movimientos a través del sistema de resolución de controversias del T-MEC, estos procesos toman tiempo… y los cronogramas de obra no esperan.
El resultado podría ser retrasos, sobrecostos y proyectos detenidos.
Qué deben monitorear las constructoras
Incluso con el T-MEC vigente, el sector sigue expuesto a:
• Aumento de costos: Por oscilaciones globales, especialmente en acero y maquinaria.
• Retrasos en suministros: Por inspecciones más estrictas o interrupciones aduanales si aumenta la tensión comercial.
• Incertidumbre financiera: Volatilidad cambiaria o en los mercados puede frenar financiamiento o alterar la escala de los proyectos.
Los más vulnerables son:
• Contratistas que dependen de materiales de EE.UU. o Asia
• Empresas con proyectos binacionales
• Desarrollos financiados por gobierno o inversión extranjera con plazos estrictos y costos dolarizados
Conclusión
La intersección entre la geopolítica y la construcción no es teórica, es operativa.
Para las constructoras en México, el T-MEC es un activo estratégico, no una nota al pie.
Garantiza acceso a materiales, maquinaria y talento necesarios para entregar proyectos a tiempo y dentro del presupuesto.