Un estadio puede ser el proyecto de los sueños para una constructora… o la pesadilla que la lleve a pérdidas millonarias. La diferencia entre un triunfo y un fracaso no solo está en el diseño espectacular, sino en cómo se planea, gestiona y ejecuta cada detalle.
La historia reciente está llena de ejemplos: mientras algunos proyectos se convierten en símbolos de ingeniería y orgullo nacional, otros han terminado en quiebras, retrasos costosos y titulares nada favorables.
¿Qué hace que un proyecto de estadio sea exitoso? Expertos en grandes obras comparten lecciones que aplican tanto en Europa como en Latinoamérica, donde cada vez más ciudades buscan estadios de talla internacional.
El riesgo de lo “icónico”
En teoría, un estadio podría construirse de manera relativamente sencilla: graderías, estructura, cubierta y accesos. Pero en la práctica, los clientes —clubes, gobiernos, inversionistas— suelen pedir un diseño “único” que convierta el lugar en un ícono.
Ese deseo dispara la complejidad y los costos. Techos enormes, fachadas innovadoras, espacios multifuncionales y experiencias inmersivas para los fans… cada detalle agrega riesgo.
Un ejemplo claro es el nuevo estadio propuesto para Manchester United, que con 100,000 asientos y una cubierta extendida busca redefinir la experiencia de los aficionados. Lograr que cada espectador tenga buena visibilidad y seguridad no es solo un reto de diseño, es un desafío de ingeniería monumental.
En México, basta ver el caso del Estadio BBVA en Monterrey: su diseño innovador con fachada en forma de montaña marcó tendencia, pero también implicó retos técnicos enormes en tiempos y costos.
El tiempo es el rival más duro
Los estadios rara vez tienen un cronograma flexible. Deben estar listos para el arranque de la temporada, una Copa o incluso unos Juegos Olímpicos. Eso significa plazos ajustados y presión constante.
Los proyectos que logran cumplir suelen tener un factor común: una larga etapa de preconstrucción.
- Se integran al equipo de diseño desde el inicio.
- Se definen estrategias de construcción realistas.
- Se cierran contratos clave con anticipación.
En el Estadio Olímpico de Londres y en el Emirates Stadium del Arsenal, esta etapa temprana fue clave para evitar problemas en obra.
En México, esto aplica igual: la planeación previa es lo que determina si el día de la inauguración la afición entra al estadio… o si los titulares hablan de retrasos y sobrecostos.
La cadena de suministro: el eslabón crítico
Construir un estadio no es como levantar una oficina. El número de proveedores capaces de entregar paquetes críticos (acero, cubiertas, fachadas, MEP) es muy limitado.
Los expertos coinciden: hay que asegurar la cadena de suministro desde temprano. Incluso pagar por su involucramiento previo puede ser la única forma de garantizar que el proyecto avance.
En el estadio del Everton, el 80% del costo estaba en apenas cinco paquetes. El equipo decidió no licitarlos de forma competitiva, sino elegir socios de confianza que pudieran cumplir con la complejidad y los tiempos.
Construcción offsite: menos gente, más precisión
La prefabricación y construcción modular ya no es tendencia, es necesidad.
- Permite reducir el número de trabajadores en obra.
- Acelera el programa de construcción.
- Mejora la calidad y reduce riesgos.
En Everton, el uso de elementos prefabricados permitió reducir la fuerza laboral máxima de 3,000 personas a 1,250. En una ciudad como Liverpool (y lo mismo pasa en Monterrey o CDMX), reunir tanta mano de obra hubiera sido prácticamente imposible.
Eso sí: usar offsite implica cerrar diseños mucho antes y limitar cambios. Si el cliente pide modificaciones en medio del proceso, el riesgo de sobrecostos se dispara.
BIM y 4D: construir antes de construir
Hoy ningún estadio se levanta sin modelos digitales avanzados. El BIM 4D permite:
- Detectar interferencias antes de obra.
- Planear secuencias constructivas.
- Mostrar al cliente cómo se verá y funcionará cada espacio.
En Everton, incluso se usó una sala inmersiva 3D donde los contratistas caminaban virtualmente el proyecto antes de ejecutarlo. Esto hizo la planeación más colaborativa y redujo sorpresas.
En México y LATAM, donde cada vez más proyectos buscan certificaciones y transparencia, esta tecnología no es un “plus”, es una obligación competitiva.
Riesgo: ¿quién lo asume?
El modelo contractual es decisivo.
- El diseño y construcción llave en mano puede parecer atractivo, pero deja todo el riesgo en el contratista. Muchos han caído por esa ruta.
- El construction management da más flexibilidad al cliente, pero también más incertidumbre de costos.
La clave está en asignar el riesgo de forma justa y, sobre todo, construir confianza entre cliente y contratista. En Everton, pese a los cambios y a la pandemia, se logró entregar a tiempo gracias a esa alineación.
¿Qué lecciones aplican en México?
- Evitar diseños caprichosos que complican innecesariamente la obra.
- Arrancar con un plan de preconstrucción sólido.
- Amarrar desde temprano a los pocos proveedores críticos.
- Integrar prefabricación y BIM para ganar velocidad y precisión.
- Definir un modelo contractual donde los riesgos estén balanceados.
En un país donde los estadios no solo son recintos deportivos, sino símbolos culturales y políticos, estas lecciones son oro puro.
Conclusión: del sueño al legado
Un estadio siempre es más que concreto y acero. Es un lugar donde una ciudad se reúne, un símbolo para generaciones y un proyecto que marcará la reputación de una constructora para siempre.
Hacerlo bien implica combinar planeación estratégica, innovación tecnológica, gestión de riesgos y un equipo de confianza.
En el fútbol, no todos pueden ser campeones. En la construcción de estadios, tampoco. Pero quienes aplican estas lecciones tienen muchas más probabilidades de entregar un proyecto que no solo sea un triunfo para el cliente, sino también un legado para la ciudad.