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Industria Actual
La verdad sobre el control de obra
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Una mirada honesta al caos, la resistencia y la esperanza en el día a día del residente y supervisor de obra en México

El héroe invisible de la construcción

Pocos saben lo que realmente implica ser residente o supervisor de obra en México. Los ven como “los que están en campo”, “los que ejecutan lo que dice el proyecto”, o “los que mandan reportes al cliente”.

Pero detrás de ese casco y chaleco hay una guerra diaria que nadie ve: presión de arriba, presión de abajo, decisiones a contrarreloj y un mar de mensajes y llamadas que no paran desde la mañana hasta la noche.

El residente y el supervisor son los que dan la cara todos los días.

Son quienes cargan con la responsabilidad de que una torre de millones de pesos avance bien, se construya con calidad, no se detenga y además quede documentada.

Son el nexo entre el plano y la realidad. El filtro humano entre la idea y la ejecución. El que ve si el colado va o no va, si el subcontratista cumplió, si se documentó o si alguien tiene que correr al Oxxo por una extensión.

Y en Buildpeer lo sabemos muy bien: son nuestros usuarios más importantes.

Porque son ellos quienes suben, validan, documentan y ejecutan.

Sin ellos, no hay obra.

Sin ellos, no hay control.

Este artículo es para ellos.

Y por eso, decidimos entrevistarlos.

O mejor dicho: dejarlos hablar.

Tres líderes de campo. Tres realidades. Una misma presión.

Hablamos con tres líderes de obra distintos: todos entre 28 y 35 años, con más de 6 años de experiencia liderando obras verticales y proyectos horizontales en Monterrey.

Algunos les llaman residentes, otros les dicen supervisores de obra, y en ciertas empresas también son conocidos como coordinadores de campo.

No importa el nombre, todos enfrentan lo mismo:

La misión (casi imposible) de controlar una obra con recursos limitados, herramientas dispersas y presión constante.

Uno no usa ninguna plataforma, otro usa Buildpeer a medias, y el tercero ya opera su obra totalmente desde Buildpeer.

1. El residente sin plataforma: el caos como normalidad

“Yo llego a la obra a las 6:30 am con la esperanza de que las cosas salgan como se planearon… pero nunca pasa. Siempre falta algo. El camión no llegó, el chalan se enfermó, o el proveedor quedó mal. Entonces la obra se descontrola desde temprano.”
“Improvisamos todos los días. Si no improvisas, se te muere el día. El Excel lo tengo, pero la verdad todo se mueve por WhatsApp. Y ahí es donde todo se empieza a perder.”
"Es como querer tapar el sol con un dedo… y que aparte te estén gritando desde la oficina.”

Este líder representa a miles que sobreviven con herramientas dispersas, improvisando sin documentación ni trazabilidad real. Son guerreros, pero están desarmados.

2. El supervisor que usa Buildpeer… a medias

“Tenemos Buildpeer en la obra, pero no todos lo usamos. Yo intento subir avances, pero si el contratista no lo ve o no responde, acabo volviendo a WhatsApp. Es frustrante.”
“Es como tener un carro nuevo y seguir yendo en bici. A veces sí lo usamos, y se nota la diferencia. Pero otras veces ni nos metemos, y se pierde el seguimiento.”
“Controlar así es como tener Waze abierto... pero no seguir la ruta.”

Aquí ya hay un cambio cultural en camino. Ya existe la intención, la herramienta, la visión. Pero falta compromiso, constancia y cultura de documentación.

3. El residente digital: obra viva en Buildpeer

“Yo ya no cargo con la libreta ni planos impresos. Desde el cel abro Buildpeer y veo todo: planos, fotos, tareas, quién hizo qué. Como quiera sigo batallando, porque obra es obra, pero ahora ya no camino a ciegas. Aparte ya veo todo dentro de una misma app”
“Improvisar sigue siendo parte del juego, pero ahora improviso con datos. Veo qué frente está libre, con qué equipo puedo moverme y aviso en el mismo reporte. Ya no tengo que andar detrás de todos por Whatsapp. Aparte ya estamos metiendo a los subcontratistas a Peerchat tambien”
“Antes el control era intuición. Hoy tengo trazabilidad. Sé qué pasó, cuándo, quién lo subió. Y eso… eso sí es control.”

Este residente ya cruzó el puente. Ya no depende de chats desordenados. Ya no pierde tiempo buscando archivos. Ya no reacciona, actúa con información en la mano.

El estrés invisible de quien lidera la obra

Detrás del chaleco naranja, los recorridos y las estimaciones, hay algo que no siempre se nota:

El peso emocional de controlar una obra.

Y ese peso lo cargan todos los días residentes, supervisores, y coordinadores de obra.

Ese estrés muchas veces es invisible, pero constante. Y tiene consecuencias reales.

  • Reciben entre 60 y 120 mensajes diarios por WhatsApp.
  • Jornadas de 10 a 12 horas, sin descanso real.
  • Responsables de todo: avances, calidad, seguridad, contratistas, estimaciones, documentación, entregables.
  • Más del 80% reporta niveles de estrés alto o muy alto semanalmente.
  • Sufren fatiga física, mental y emocional.

“A veces me siento como el último filtro. Si algo sale mal, soy yo el que da la cara. Pero nadie ve lo que tuve que hacer para que saliera. — Supervisor entrevistado

Controlar una obra no debería sentirse como una guerra diaria.

Pero sin herramientas adecuadas, sin respaldo de datos, sin comunicación clara... eso es justo lo que es.

Lo que estas entrevistas muestran no es solo una diferencia de herramientas, sino una diferencia de mentalidad, condiciones y apoyo.

Controlar una obra no debería ser una hazaña diaria.

Debería ser un proceso visible, colaborativo y ágil.

Pero eso solo es posible si se reconoce que quien lidera en campo necesita más que buena voluntad:

necesita herramientas, equipo alineado y respaldo.

Hoy, el líder de obra en México —sea residente, supervisor o coordinador— debe tener habilidades de:

  • Gestión de equipo
  • Planeación dinámica
  • Comunicación efectiva
  • Documentación constante
  • Adaptabilidad al cambio
  • Uso práctico de tecnología

Y sobre todo, necesita estar rodeado de una cultura que lo valore, que no lo use como bombero eterno, sino como el eje del avance en sitio.

En Buildpeer, honramos al residente y al supervisor

Porque sabemos que son ellos los que suben los avances, los que dan seguimiento, los que registran, los que ejecutan, los que resuelven lo imposible.

Por eso, nuestra misión no es hacer más reportes ni más burocracia.

Nuestra misión es clara:

Hacerles la vida más fácil. Darles herramientas de verdad. Y construir con ellos el futuro del control de obra en México.

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